Hola Cristina.
¿NUESTROS FORPUS PUEDEN VIVIR EN COLECTIVIDAD EN UN VOLADOR ?
Como muy bien sabéis esta especie es bastante territorial, especialmente en cuando entran en celo, esto dificulta la convivencia cuando hay más individuos, aunque sean parejas hechas, momento en que se convierten a menudo en bastante agresivos con sus compañeros de volador. Mi consejo es que se tengan por parejas en jaulas independientes, más aún si se piensa llegar a criar con ellos.
Sin embargo depende también de un factor importante, la dominancia de carácter de cada individuo. Este comportamiento junto a un espacio lo más amplio posible puede determinar que las cosas vayan mejor o a peor.
Si los forpus han convivido cerca durante tiempo en una misma estancia –separados o por parejas- puede que sea más fácil que se adapten a un volador compartido. Primero porqué se trataría de parejas hechas. Otra porqué en cierta manera se conocen (están acostumbrados los unos a los otros) y han compartido un mismo ambiente. Si se les pasa a un volador cuando aún son jóvenes, previa preparación anterior a este hecho –quiero decir que se hayan establecido parejas jóvenes en jaulas independientes pero en la misma estancia- es más fácil la adaptación a compartir el volador.
En estos casos, aconsejo duplicado de comederos, bebederos, palos y ramas para posarse, etc. y nidos bien separados para crear territorios independientes para cada pareja con sus respectivas ramas para posarse. Las dimensiones del volador ayudan mucho, como más grande más fácil.
Entrarlos todos juntos, en el mismo momento y día es importante. Nadie ha tenido tiempo de hacerse con el reino territorial de la totalidad del espacio disponible. Es un ambiente nuevo. Y no hay que olvidar tampoco que en estado silvestre viven en pequeñas bandadas. Nuestro reto está servido, amansar, domesticar a nuestras aves sin romper el equilibrio natural propio de la especie. Y no es fácil pero tampoco imposible.
Vigilarlos los primeros días para ver su comportamiento. Si todo va normal la cosa es más fácil y puede que compartan perfectamente su mismo hábitat creando zonas personales por ellos mismos. Si hay problemas, separarlos es lo más aconsejable, pues llegan a ser muy agresivos en algunos casos. Pasado un tiempo podemos intentar nuevamente a probarlo.
Por este motivo lo más acertado es tenerlos en jaulas independientes, individuales o por parejas, aunque pueden llegar a convivir en espacios suficientes dos o tres parejas en un volador si actuamos con criterio y somos prudentes. No pondría más. Es necesario que tengan suficiente espacio para crear zonas territoriales propias. Podemos afirmar que el número de parejas (nunca individuos aislados solos), ha de ser proporcional al espacio de que van a disponer. Yo he visto casos similares y no ha existido problemas, pero hay que tener en cuenta el posible riesgo. Para ello nuestra atención es básica e indispensable. Algo que también ayuda a la convivencia es haber escogido aves que sean menos dominantes, más mansas, y en esto depende mucho por una parte el propio carácter del animal pero también nuestros cuidados, nuestra relación con ellos, como los hemos habituado.
Por ejemplo, en la cría por los padres de los jóvenes forpus, si nuestra relación con todos ellos es suficientemente estrecha, no tienen porque salir aves nerviosas, piconas. Incluso, salvo casos aislados de aves muy dominantes, escogiendo algunos individuos más tranquilos, se les puede ir acostumbrando a ser más mansos, menos agresivos y llegado a este paso es relativamente fácil convertir un ave que ha subido por sus padres igual que si fuera, en el comportamiento con los humanos y sus congéneres, igual que si fuera papillero. Quiero decir que es factible intentar hacer forpus más tranquilos, de comportamiento igual o similar a un papillero, según lo hayamos criado y seleccionado, aun habiendo sido subidos por sus padres y no a mano. Creo que es un método que se acerca más al respeto con la propia naturaleza que rige en nuestros forpus. Tengo un artículo en mi web sobre un caso concreto, actualmente reside en un hogar con una familia que lo cuida muy bien, si le vieras cómo se comporta dirías que es un forpus papillero. Y nada de eso.
De hecho no es tan difícil, dependen del contacto y comportamiento diario con nuestras aves, del tacto con ellos. Puede tener una cierta relación –cuando inicié este proceso para analizar los resultados que han sido positivos en un buen porcentaje- con lo que venimos haciendo cuando se prepara un ave para concursar. Si nuestras aves no están acostumbradas a que las cojamos, que se estén tranquilas en una jaula de exposición, sin miedos ni nerviosismos, en el momento de ser juzgados puede que pierda unos puntos porque el juez no ha podido observar todas las virtudes que presenta, color, pluma, tamaño, uñas, etc. si nuestro forpus se esconde, revolotea nervioso, se esconde y/o se posa en el suelo, no se está quieto en un palo, es bastante difícil juzgarlo correctamente. Es importante preparar a nuestros pájaros si vamos a concursar. Y este proceso no afecta al comportamiento y éxito reproductivo posterior.
Pues estos cuidados y estas observaciones son las que debemos de aplicar, según mi criterio, siempre e incluso cuando vamos a intentar que convivan con éxito en un volador. Cosa que tiene algo de riesgo pero que no es imposible de ninguna de las maneras.
Mucha suerte en el empeño.
Espero que mi opinión pueda haber servido de algo, ahora la decisión y el proceso es algo que debéis de realizar con sumo cuidado si vas a llevarlo a cabo, sin olvidar los principios de espacio/territorio vital, comportamiento de las aves, edad, dominancia y entrarlos en el mismo momento todos, en una época que no estén encelados, pero sí que ya sean parejas, proceso que se tiene que establecer previamente.
Un saludo y gracias por plantear este post tan interesante.
Ramon Tàpias
www.forpus-paradise-center.com